miércoles, 16 de diciembre de 2009


Y volamos por encima del mar, con el pelo y las palmas de las manos oliéndonos a sal. Comimos pescado frito en la hierba del acantilado y creímos que siempre seríamos jóvenes y guapos, sin que el salitre erosionara nuestras alas, pero crecimos y nunca más volvimos a comer pescado en aquellas playas, porque nos faltaba el tiempo para volar y jugar con las olas, nos hicimos mayores y se nos empobreció el espíritu, y tus manos no volvieron a oler a sal ni se pusieron morenas. Y yo me pregunté una y otra vez, ¿dónde se marcharon nuestras ganas de vivir?

domingo, 15 de noviembre de 2009

[...]


- Abuela, vendrás a verme bailar?

(Ella sonrió como si quisiera decir que sí, pero su voz no reaccionava, sus ojos lo dijeron todo.)


Me alegro que este sea el último recuerdo que tengo de mi abuela y no un ataúd…
El amor por vivir, supera al poder del odio, del miedo y del olvido.
Una vez más, al final la tristeza se va para que cada vez que piense en ella, mi corazón me obligue a dedicarle una sonrisa.
Así es mejor.

Una estrella más en el cielo.

*No llegó a verme bailar, pero sé que me estuvo observando desde arriba.

Te Quiero abuelita Ana.

miércoles, 16 de septiembre de 2009


A una persona que no puede comer, vivir, amar, pensar y expresar, no le es lícito ser violento. Sólo desde la imbecilidad, la ignorancia del integrismo, el narcicismo violento, el aburrimiento, la cobardía de no aceptarse a sí mismo o a la realidad se puede llegar a matar en un mundo que creerme, la ética es una utopía, un proyecto inacabado, una quimera. Realizar leyes para todos, crear un país, cambiar a los otros, imponer nuestro Dios, como si de una batalla se tratara, en definitiva, no sentir a los otros, es el gran pecado del ser humano. El pecado orgininal no sólo consiste en llegar a matar a los seres humanos para comer, para vivir, sino también en que existir es violentar. Pero hay muchas maneras de hacerlo. No siento rabia cuando veo a los terroristas vascos, ni a los irlandeses, ni a los integristas musulmanes, ni a los nazis, ni a los comunistas, ni los liberales económicos jugando en los mercados de valores con el hambre de los pobres, etcétera, verdaderamente siento un poco de vergüenza ajena y personal por mí y por los otros, todos los días me fijo más en las bocas que en los ojos de las personas, veo ignorantes, gente que necesita un pastor, gente que no es libre, hombres y mujeres que idolatran siempre una ética, la cristiana, la musulmana, igualdad en contra de la libertad, eso lo hacemos todos, la bondad y la maldad son relativas, pero ellos no lo saben, no.
En definitiva, estamos solos con nosotros mismos, la comunicación es inexistente, a todo eso, vivimos en una soledad absoluta, aunque no queramos creerlo.

Por eso, la única ética que me interesa es mi lucha contra el hambre y la barbarie, y los grandes hechos injustos hacia mi persona, por los otros no hablo nunca, aunque intento implicarme siempre que puedo.

viernes, 2 de enero de 2009

Última sonrisa...


Se retorció sobre su propia sombra, miró hacia atrás y le vio. Demasiadas canas en su pelo, le regalaban los años que aun no había terminado de vivir; sus ojos cansados, vidriosos, parecían no tener aun definido donde querer mirar, ni siquiera si querían mirar algo ya.

Siguió caminando, deteniéndose en cada esquina para buscar esos pasos cansados unos metros por detrás de los suyos... y siempre los encontraba. Unos pies que arrastraban más amargura que años, m´ás soledad que amargura, más miedo que soledad...

Giró la última esquina antes de adentrarse en el portal de su casa, miró hacía atrás y no le vio. Sepultó esos ojos cansados, entre pensamientos compasivos y lástima de saldo.

Se dejó caer en el sillón vencido, sin saber que el sillón estaba menos derrotado que él, miró su reflejo en el cristal de la mesa y reconoció los ojos vidriosos... que le perseguian, caminó arrastrando sus pasos hasta el balcón, se regaló una sonrisa (la primera en años) y dejo que su cuerpo le arrastrara hasta besar el asfalto con su sangre.

Preciosa


Iba andando junto a mí, mirando al frente... estaba feliz y nerviosa, me gustó verla así.

Algunas veces creo que sacrificó demasiado por la gente a la que quiere, y que nunca supimos darle en cambio lo que ella necesitaba para ser feliz.

Hoy la vi sonreir mientras le tomaban la mano, y me alegré de estar allí, a su lado compartiendo su sonrisa, sus ojos brillantes y el nudo de su garganta.

Daría cualquier cosa por verla así cada mañana al despertarme y cruzármela por el pasillo, rebosante de ilusión.

Es preciosa y mucho más cuando su sonrisa le inunda el rostro.
Siempre fue preciosa...

Te quiero.

Víctimes del nostre propi destí


Espero, seas quien seas, que escapes de este lugar.
Espero que el mundo cambie y que las cosas mejoren. Pero lo que espero por encima de todo es que entiendas lo que quiero decir cuando te digo que aunque no te conozca, y aunque puede que nunca llegue a verte, a reirme contigo, a llorar contigo o a besarte, te quiero.
Con toda mi alma, te quiero.

He visto con mis propios ojos el poder de los ideales. He visto a gente matar por ellos y morir por defenderlos. No se puede besar un ideal, ni tocarlo o cazarlo; los ideales no sangran, no sufren, y tampoco aman. Pero yo no echo de menos un ideal, echo de menos un hombre.

V de Vendetta.